sábado, 5 de junio de 2010

Un Alto en mi Vida

Detente un poco… has una pausa en tu cotidiano hacer para concentrarte apenas un poco en el ser… Se por un instante. Pero no te distraigas en tu pensamiento. Si… por increíble que pudiera parecer: “dejar de pensar” es necesariamente indispensable para adentrarse en la maravillosa experiencia de SER.
Así es que… tampoco pienses, no se trata de un ejercicio de tu pensamiento… limítate a la única y trascendente tarea (actividad) o mejor dicho: “experiencia” de ser.
Ayúdate enfocando tu atención en el acto de tu respiración… inspira profundamente conteniendo tu respiración apenas un instante… enfócate en el portentoso acto de tu respiración para que ayudes a tu mente a silenciarse.
Y espira disfrutando la sensación de descanso… de paz… de equilibrio.
La vida es totalidad, plenitud, abundancia… y mientras más te adentres en la fantástica experiencia de ser, más la entenderás y apreciarás su sentido verdadero.
Nada de lo que existe a tu alrededor te es ajeno… esa totalidad que es la vida, abarca a todo y a todos… te abarca a ti y la totalidad es una.
Mientras más experimentes la conciencia de ser, dejarás de preocuparte y ocuparte de eso que ha capturado la mayor parte de tu atención y de tu tiempo: lo externo. Mientras más vivas “adentro”, comprenderás que eso que recurrentemente ves manifestado “afuera” y consideras como “realidad”, no es más que eso: “manifestación” de aquello en lo que enfocas tu atención. Siempre verás la manifestación de aquello que quieres ver… siempre recibirás la manifestación de aquello en lo cual está centrada tu atención.
Si la mayor parte del tiempo vives pendiente de lo que ocurre “afuera” en eso que tú llamas “realidad”, y mantienes una desconexión con tu verdadero ser (Tu interno), vivirás juzgando. Desatenderás lo trascendente perdiéndote en lo superfluo. Sufrirás y serás víctima de lo que tu juicio determine… si “esto” es equivocado, si “aquél” es cruel o insensible, si “ella” es culpable o inocente, si “esto” no es correcto, si “ese” no tiene principios o valores y “aquel” no tiene palabra o pantalones. Por Dios!, ya deja eso… no pierdas tu tiempo, ni tu paz, ni tu salud, en esas prácticas tan comunes en la vida de la mayoría.
Recuerda… Todo es manifestación y si algo de ello no te agrada, piensa que eso que tantos dolores de cabeza te ocasiona es parte de aquello en lo cual enfocas tu atención… de aquello que tú eres… Sí!... tú eres eso que ves a tu alrededor; tanto si es algo desagradable o si se trata de algo que te gusta, o te es indiferente, o que amas.
Y para cambiarlo o hacer que permanezca… no necesitas hacer nada. (Nada en el mundo de la manifestación, de la forma, de lo externo)… Tu actividad, o mejor dicho, tu atención, debe concentrarse en el interno, en el fondo, en lo que tú eres… en el Ser.
Cambia en ti aquello que afuera tanto odias, o te disgusta, o te escandaliza… porque eso eres tú, se trata de ti.
De la misma manera, no te desconectes internamente de aquello que te emociona, admiras, te embelesa, te enamora… no es más que la manifestación de tu interno, de ti, de lo que tú eres, de tu ser.
Entonces… tú eres manifestación de tu fuente… de tu Creador… de la inteligencia que te pensó y por lo tanto tú eres Él…. Eres su imagen y semejanza.